Vistas de página en total

3/13/2005

DEBILIDAD

Hoy me han despertado los gritos de dos yonkies. Eran las 06:30 de la mañana y lo primero que hice fue injuriarlos. De repente uno de los dos se calla y el otro comienza a solicitar ayuda. Pedía una ambulancia y desesperado imploraba clemencia. Al parecer al compañero le habían abierto la cabeza. Y yo cómodamente acurrucado en mi cama, calentito entre las sábanas y mantas pensaba en la debilidad de las personas sensibles y en el egoísmo del género humano en general. Maldecía lo fácil que es, demasiado fácil quizás, refugiarse en los caramelos envenenados con los que la vida nos obsequia cuando todo se tuerce. Pensaba en las drogas como refugio eterno de nuestros problemas, también en el alcohólico que un día tuvo una vida plana, en el yonkie que observa como todo el mundo cambia de acera cuando lo ve, y en el loco que un día decidió buscar refugio en una perpetua locura. Y yo creo que también me llegará la hora de decidir. Decidir entre la droga o la eterna locura, dejar que otros elementos externos sustituyan a éste pensar que tanto me perturba. Pronto será el momento de encauzar toda mi debilidad, dejar que otros decidan por mí. Es imposible ser débil en un sociedad en la que imperan valores ególatras y de perfección absurda, como el culto al cuerpo o el poderoso “don dinero”. Yo no quiero tener un cuerpo 10, ni comprar amor a golpe de talonario. Lo que yo quiero no está en venta ni de moda.
Son valores nazis, fascismo sutil pero demoledor, encubierto de falsa felicidad, de democracia etérea. Hay que tragar, pasar por el aro, y no separarse del redil. Si lo haces estás perdido, serás marginado y vilipendiado.
Llegada esta situación, a los seres débiles solo nos queda lo marginal, lo prohibido, lo que está mal visto socialmente. Quizás no sea “la solución”, pero si que es “una solución”.
Minutos más tarde escuché, calentito y acurrucado desde mi lecho, como llegaba la policía y se llevaban a los yonkies La ciudad puede estar tranquila, las fuerzas de seguridad nos protegen de malhechores y gente de mal vivir. Ellos se preocuparan de que no nos desviemos del camino a seguir.
Somos marionetas de una vida preconcebida y estudiada, pero yo estoy preparado para cortar los hilos. Para caer en picado

2 comentarios:

Ivan Humanes dijo...

Fantástico, amigo. ¿Es verdad lo de los yonkies? Es que nuestra ciudad jamás fue un Paraíso...

Naúfragos dijo...

totalmente verídico.
Yo nunca estuve en NY....ni falta que hace
Saluti y besos de tornillo