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11/11/2004

AHORA QUE...

He aquí algo del Maestro....Sabina
He aquí la infinita sabiduria que dan las drogas
He aquí el verbo tembloroso que nace del alcohol
He aquí la canallesca voz fecundada en mil y un cigarrillos
He aquí la poesía en estado puro, cuando unas cuantas palabras escritas titubeantes pueden más que cien discursos vacuos
He aquí ese sentirse vivo sufriendo.
Ahora que.....
tengo un alma que perder
Ahora que no te debo ni me debes
Ahora que me perfumo cada día
Ahora que nos mojamos cuando llueve
Ahora que no te engaño todavía
Ahora que parecemos colegiales
Ahora que sale gratis ser feliz
Ahora que no me culpas de tus males
Ahora que me han devuelto el mes de Abril
Ahora que nos besamos en los parques
Ahora que hacemos tantas tonterías
Ahora que estas a tiempo de olvidarme
Ahora que no te quiero todavía.


Brutal....como la vida misma....!!!!!Quien no ha sentido esto joder!!!!
Yo quisiera ser como usted....
ECHM

11/07/2004

AMORES QUE MATAN

Cuando estaba nervioso a Evaristo Matutano le daba por comer patatas. Aunque más que comer deglutía, y más que patatas aquello se asemejaba a un amasijo de aceite y grasa. Como eso de estar nervioso era una costumbre bastante frecuente, era extraño no verle destilando salitre y royendo como un perro anémico.
Tía Engracia se hacía cruces cuando lo veía y le repetía, incansable, que se buscara novia de una vez.
- ¡Ay Evaristo! Si tu padre levantara la cabeza y te viera ahí postrado engullendo como un poseso. ¡Cuando te buscarás una mujer que te cocine de verdad!
- Las patatas me dan lo que las mujeres ni por asomo pueden soñar ofrecerme –respondía altivo-. Saben de rechupete y están ahí cuando las necesitas.
- ¡Acabarás reventando como tu santo padre!- se ausentaba maldiciendo-
Fue una tarde de invierno, cuando el viento soplaba de poniente y los perros del Tío Edmundo aullaban advirtiendo alguna desgracia. Evaristo había quedado con la Trini, para ir al cine. La Trini era una muchacha regordeta también apodada la Paella, ya que tenía el rostro repleto de pecas. Siempre lucía unas graciosas coletas que sus compañeros de clase estiraban y estiraban hasta conseguir sacarla de sus casillas y arrancarle un llanto.
Evaristo se había pasado la mañana entera comiendo patatas de todo tipo, color y textura. Fritas o cocidas, con sal o sin insípidas. Todas le valían aquel día en que los nervios le carcomían. Quería causar una grata impresión en aquella primera cita con la Trini, y cuando se acabaron las existencias de casa tiró de la botica de Genara, la “Cuatro ojos”.
Cuando partió hacia el lugar de la cita el cuerpo apenas le respondía a los estímulos cerebrales y cada paso era una tortura. Cada calle una utopía y cada cuesta una penitencia. Evaristo no dejó de comer patatas en todo el trayecto. Hasta la mismita esquina donde escondido como un amante descubierto in fraganti saboreaba los últimos restos supervivientes a su glotonería.
Evaristo saludó a la Trini con dos efusivos besos mientras un gran eructo luchaba por salir desaforado. El paleto apenas opuso resistencia y el estruendo fue tal que varias vecinas asustadas asomaron a los ventanales, rulos incluidos.
La Trini se empezó a acojonar camino del cine. Evaristo respiraba con serias dificultades y emitía sonidos guturales de ultratumba. Se repetían los eructos amén de otros gases que fluían a sus anchas. Sacaron las entradas para la película de romanos y mientras la Trini visitaba el excusado Evaristo se aprovisionaba de patatas hasta los dientes.
La Trini apenas abría la boca. A decir verdad hubiera deseado que se le hubiera tragado la tierra, o tal vez una planta carnívora. Evaristo engullía y engullía mientras de su frente brotaban mares de sudores. Los botones del pantalón reventaron y los de su camisa, recién estrenada, envidiosos siguieron su camino.
Fue cuando un león se merendaba a un romano cuando la situación se tornó dantesca. Evaristo tenía el rostro amoratado como una patata pasada y las venas de sus manos amenazaban desborde. Entonces sucedió la gran explosión. Evaristo reventó e innumerables pedazos de patatas mezclados con carne y vísceras se expandieron por todos los rincones del recinto.
No se salvó ni el proyector, ni el acomodador ni la mojigata vendedora de refrescos. Las paredes, los retretes, asientos y demás enseres quedaron cubiertos de una viscosa capa de desvarío que pasaría a la historia local.
A su entierro no asistió ni la Trini, y en su lápida Tia Engracia, todo ironía, hizo que rezara la siguiente esquela:
“Hay amores que matan”.

También fue el nacimiento de la fábrica de Matutano, pero eso, claro está, es otra historia.

ECHM

11/06/2004

Te pareces a aquel sueño....

Te pareces a aquel sueño
De amaneceres rojizos
Y crepúsculos azucarados
- tan lejanos-

Me recuerdas aquel rostro
De facciones imposibles
Y sonrisas estudiadas
-ya olvidadas-

Puedes ser la madrugada
O un inquieto escalofrío
La lágrima compartida
O un verso recién nacido
-con tanto dolor parido-

Te pareces a aquel río
Que nunca pasa dos veces
Me pregunta disgustado
¿Dónde se fueron sus besos?
-caducados-

Puedes ser aquella estrella
O un perpetuo desafío
Aquel perro abandonado
O el mendigo de la esquina
-resignado-

Te pareces a aquel sueño
De fiestas sempiternas
De solemnes cumpleaños
-estudiados-

Puedes ser el revisor
De mil trenes sin destino
O quizás aquel cupido
De flechas envenenadas
-en mi pecho anquilosadas-

Me recuerdas al vacío
¡Maldito dolor de muelas!
A una estufa sin candela
Chimenea sin rescoldo
-fuego inerte, amanerado-

Te pareces a aquel gato
Trepador de enredaderas
Maullador insaciable
Vagabundo de tejados
-por la hambruna desquiciado-
O tal vez a aquel pescado
Que pico un anzuelo
-equivocado-
Un viejo acurrucado
Inerte y tembloroso
Esperando la muerte
-que no llega-
Ese caramelo desgastado
En la boca del príncipe
El cascabel que le puse
A un gato equivocado
-gato malvado-
El rayo que avisa al trueno
El despistado pecado
Los vestigios de la tregua
Los restos de la batalla
-perdida, ametrallada-
El amor de dos rateros
El queso de los ratones
El féretro del olvidado
Las cartas de un preso enamorado
-marchitas, extraviadas-
El éxito póstumo del genio
La sonrisa de un cadáver
El miedo en tus ojos
El sabor de los años
-perdidos, descontrolados-
O quizás a ese borracho
El que abraza las farolas
El que asesina a la noche
El que estimula al alba
-con un beso verdadero, apaciguado-
Una novia apaleada
Un libro finiquitado
El hielo que se deshace
El fuego que se apaga
El agua que se evapora
La tierra que se erosiona
El sonido que se expande
El padre que te acongoja
La risa que te contagia
La caricia que desarma
El pisotón de un cojo
La mirada de un tuerto
El talismán de un gafe
Los abrazos del mutilado
La alegría del pobre
Las miserias de los ricos
El amante de la luna
La paciencia de un santo

Te pareces a mis sueños
De delirios amarrados
De palabras insípidas
-¡lanzadas en vano!-

Me recuerdas a aquel grito
A fotos de despedida
A un último giro
A una última mirada
-de soslayo-
Que en mi memoria habita

Te pareces a aquel sueño
De amaneceres rojizos
Y crepúsculos azucarados
- tan lejanos-



ECHM

MIENTRAS TANTO

Mientras tus ojos
-ausentes-
sigan postrados en mi retina
-perenne-

Mientras mis sabanas
-huecas-
Me abofeteen con tu ausencia
-descarnada-

Mientras una luna
-brillante-
Me devuelva tu rostro
-inmaculado-.

Mientras mis paseos
-solitarios-
Acaben en un rompeolas
-erosionado-
De alguna playa
- ya desierta-

Mientras algún viento
-azotador-
Me devuelva tu olor
-intenso-
Y tus palabras
-susurrantes-

Mientras mil bares
-consolantes-
Destrocen mi boca
-sucia-
Y mis pupilas
-lluviosas-

Mientras voltees mi cerebro
-perturbado-
Destroces mis nervios
-consumidos-
Flageles mi alma
- sangrante-

Mientras tanto
Sienta tu aliento
Tan cerca
Que me caliente
Vea tus ojos
Tan fijos
Que sea un reflejo en los charcos
Y el tiempo que nos separe
Sea efímero
Como una vida bien vivida
Y el espacio tan breve
Como la falda de una colegiala
Y tu imagen tan difusa
Como el dibujo de un niño

Mientras tanto
-déjame-
Que siga llorando
-desconsolado-
Tu puta ausencia
-desgarradora-
Que siga corriendo
-desaforado-
Tras una ilusión
-malparida-
Que me siga metiendo
-compulsivo-
Ensuciando mis venas
-desbordadas-
Pateando mi cerebro
-corrupto-
Destrozando recuerdos
-repiqueteantes-
Desatando tormentas
-devastadoras-

Mientras tanto

¿Qué?
-sombra perpetua--
Déjame seguir viviendo
-¡ladrón de sueños!-


ECHM

11/01/2004

CORAZÓN DE TRAPO

- Dispara
Y le disparó. Disparó
disparó
disparó
disparó
disparó
disparó
disparó
¡Y disparó!
Y todo lo que consiguió fue un corazón de trapo.
- Bésame.
Y le besó. Besó
besó
besó
besó
besó
besó
besó
¡Y besó!
Mas con sus besos solo logró agujerear el corazón de trapo
- Déjame.
Y le dejó. T
Le dejó
le dejó
le dejó E
le dejó
le dejó
le dejó
¡Y le dejó!
Q
Pero al dejarle hizo que su corazón de trapo se arrugara como una pasa.
Y después de dispararle y
besarle y
dejarle U
entre mares de recuerdos
tendió su corazón
en la cuerda de tender desilusión,
desde el centró del sol
donde se secaron sus lágrimas
hasta una puntita de la luna
donde recuperó el color plateado de antaño.
Y aprendió a mezclar el sabor de un beso
con el disparo de una flecha de Cupido.
Y conoció el valor de lo perdido recordando la tarde E
en
la
feria.
Aquella tarde donde ella le dejó, después darle un beso que sonó como un disparo en todo la comarca.
- Llora
Y lloró. LLoró R
lloró
lloró
lloró
lloró
lloró
!Y lloró! O
Y recordó que un corazón de trapo no se puede zurcir
con una aguja en carne viva.
Ni se puede pedir olvido al olvido.
Y sobretodo aprendió
Que no se puede esperar que salga el sol
cuando sabes que este no calienta
los corazones de trapo acribillados a besos.


ECHM