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11/06/2005

Se os quiere...

Mis amigos dicen que soy demasiado negativo, que siempre veo la botella medio vacía (eso es por que me he bebido el resto), que debo confiar en la gente y creer en los valores humanos como el amor y la amistad. Entonces, ante semejante acusación, me rebelo y contraataco con todo mi hervor. Les digo que si, que creo en la amistad, que existe la amistad sincera, así como también la interesada, la pasajera y la vital, la entrañable y la quisquillosa, la amistad de borrachera y la de derrochar lágrimas en hombro ajeno, la amistad de café con pastitas y la de noches estrelladas, amistades peligrosas y dóciles, amistades pasionales y compasivas, reales y ficticias, pactadas y espontáneas, serias o de chiste, amistades de negocios y familiares.
Así que, ante tal abanico de posibilidades decidí ir al mercadillo y compré trescientos gramos de amistad de borrachera y dos piezas de amistad pasajera. Me engalané como mandan los cánones y esa noche salí a merendarme a la luna con mis recién adquiridas amistades. Fue una gran noche, pero como me gasté todo el dinero en ellas hoy domingo hecho en falta una dosis de amistad sincera que aligere mi conciencia y someta mis dolorcillos.
No se lo tomen a mal, esto sólo es una nota de suicidio comercial, dedicada a todas mis amistades, aquellas que se quejan de mi pesimismo vital y de que camino por el mundo arrastrando los píes. Eso sí, sin acritud y con mucha ironía. ¡Se os quiere!