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1/18/2012

El placer de estar vivo.

Hoy hago una semana de vida. Ni más ni menos. Una semana ha pasado ya desde que alguien decidió que siguiera aquí un tiempito más. Y a ese alguien, sea quién sea, le estaré eternamente agradecido, y ese tiempito lo pienso vivir a tope, no puede ser de otro modo.

El placer de estar vivo, ese es el que debe guiar nuestros designios. Todo se puede romper en un segundo letal, en un momento de infortunio, o por cualquier avatar del destino.

Cuando quedé cruzado en medio de la autopista los airbags ya habían saltado y me retorcía de dolor, creo que esto ha sido lo más parecido a un infarto que he sufrido nunca. Entonces ya no estaba nervioso, veía a los coches venir y pasarme por los lados, y pensé “que sea lo que Dios quiera”. Y “Dios” quiso que me golpeara un camión, destrozándolo todo a su paso menos el espacio que ocupaba mi puerta. Y desde entonces creo en “Dios” en forma de Ángel de la Guarda. O llamémosle “x” en esta fiesta sin último baile

Pero no es este el motivo de que hoy abra este post. Porque este post sólo tiene un motivo y un porqué, y es agradecer, en estos días complicados e inciertos para mi, las atenciones recibidas, el mimo y los cuidados infinitos que me habéis dado. Nunca tendré ni suficiente tiempo ni suficientes palabras para agradecéroslo, pero de lo que no me cabe duda es de que soy un tío muy afortunado, ya no solo por salir ileso de tal accidente, sino también por estar rodeado de personas como vosotros.

Mi corazón siempre será vuestro. Os quiero.

GRACIAS

1 comentario:

Uno di noi dijo...

El afecto recibido no es más que el cariño que tú das.